Catástrofe ecológica en China y Rusia
El río chino Shonghua fue contaminado por un derrame tóxico desde una planta química y la sustancia cancerígena llegará a aguas rusas.
Una mancha de 80 kilómetros cuadrados de benceno, un producto extremadamente tóxico, surcaba a 100 km por hora el río Shonghua en la ciudad de Harbin, al noreste de China, generando pánico en la población. El vertido venenoso se produjo el 13 de noviembre, cuando Petrochina, una subsidiaria de la petrolera estatal china derramó por accidente el benceno, un hidrocarburo altamente cancerígeno. Miles de personas se precipitaron a abandonar la ciudad, de casi cuatro millones de habitantes, luego de que las autoridades cortaron el martes el suministro de agua potable, ante el riesgo de contaminación. El derrame tuvo su origen en Jilin, a unos 200 kilómetros de Harbin, en donde dos semanas atrás la explosión de una planta química causó la muerte de cinco personas y heridas a unas 70, además de contaminar el río Shonghua y algunos afluentes.
Según las autoridades chinas —muy cuestionadas por no advertir el peligro inmediatamente a la población— son 100 toneladas de benceno las que cayeron al río. Se trata de una sustancia no soluble en agua, aromática y que puede provocar graves envenenamientos en humanos y daños irreversibles en la sangre, el hígado, el cerebro y los riñones.
La firma canadiense McCain, Nº 1 mundial en alimentos congelados, anunció que detuvo provisoriamente la producción de papas fritas en su fábrica de Harbin. Otras empresas decidieron continuar con sus actividades. El pánico en la población ya superó la ciudad, la provincia y hasta el país. No sólo China desespera por la contaminación de sus aguas: en Rusia, los 600 mil habitantes de Jabarovsk, en Siberia, ya esperan alertas el arribo de la mancha venenosa.
Crisis de basura en ciudades colombianas
Cinco mil toneladas de basuras acosan a diario a nueve capitales
Medellín, Cali, Cartagena y Santa Marta están cerca de una emergencia sanitaria porque sus rellenos de desperdicios están al tope. La mayoría de ellas no tiene soluciones a la vista para definir nuevos sitios de disposición final de basuras, pese al campanazo de alerta que les dio la Superintendencia de Servicios Públicos.
La Defensoría del Pueblo también advirtió que el botadero de Mondoñedo, donde arrojan sus basuras 40 municipios de Cundinamarca, está en riesgo de sufrir una avalancha de basuras debido a que las 500 toneladas que recibe diariamente no son manejadas en forma adecuada.
Según su administrador, Pedro Rodríguez, a Mondoñedo le quedan seis meses de vida útil, después de sus 17 años de funcionamiento. En junio del 2001, la CAR, autoridad ambiental de Cundinamarca, había ordenado su cierre, pero este no se ha hecho efectivo porque las 40 poblaciones que depositan allí las basuras no tienen un lugar alterno para hacerlo.
Según la Superservicios, el rechazo de la comunidad, las interferencias políticas y los intereses de las autoridades locales son algunas de las causas que han impedido que las administraciones definan los nuevos sitios de disposición final de las basuras. Por eso, le pidió a los alcaldes, al Ministerio del Medio Ambiente y a las Corporaciones Autónomas Regionales que resuelvan rápidamente qué hacer con las 27.000 toneladas de basura que diariamente producen los colombianos.